De la oficina... la opinión de un presidente.

 De la oficina...

Son las tres de la tarde, me encuentro en la puerta de una oficina pública, dos empleados están en la vereda fumando, estirando el cigarrillo, parece que fumaran habanos, por el tiempo que demoran en fumarlos. Acomodo todos los papeles antes de entrar, porque sé que una vez dentro debo presentar todo en orden, de lo contario perdería toda la tarde . Es tanto el papeleo que me agobia. 
Ya dentro, oigo el bostezo del empleado apostado a mi derecha, mientras mira su reloj. Otro mira fijamente su computadora, no sé si trabaja o chatea, pero al menos parece trabajar. Otros dos yacen desparramados sobre sus sillas, mientras los del fondo teclean, se levantan sellan, acomodan, y demuestran trabajar  arduamente. Realizo mis trámites y me encamino a pagar. El cajero me mira y me dice: “siguiente… ah, le falta el sello señora, ¿no se dio cuenta? Tomo los papeles, hago el trámite y me voy. Deseo escapar de ese lugar. Las caras mustias de los otros clientes, dicen lo mismo.
Cuando salgo, ya son las cuatro y media,  hay otros dos oficinistas fumando en la vereda. Me voy mal, enojada y acongojada…

Pero, antas veces, criticamos a los empleados estatales, y nos quejamos de su actuación, mientras otros sueñan con tener un cargo público, un empleo del cual no puedan despedirlo, que le brinde la protección del salario mensual, y las alas de la gran madre protectora: el Estado.
Pero, seguramente con el tiempo, la rutina les agobia sus vidas, los tratos de los viejos compañeros ya consumidos por “el mismo mal”, y el sueldo que no les alcanza, les va dejando en el rostro apenas un esbozo de  la lejana sonrisa del primer día. Ya perdido el sueño de la estabilidad, comienzan a soñar con ascender o quedarse con el puesto de su jefe,  así comienzan a pertenecer a la otra clase, los trepadores.
Pero, para algunos, de alma más sumisa ese sueño se deshilacha cada mañana al despertar, cuando se ven en medio de una carrera que es por lo general media, rutinaria y a veces mal remunerada, sin esperanzas ni reconocimientos, Entonces se vuelven desganados o malhumorados.
No todos los casos son iguales, pero sin duda que el empleado público medio, pasa alguna vez en su vida por esa experiencia.

Mujica cita  y recomienda leer a Benedetti

Hoy, en Uruguay  se plantea una reforma amplia del estado, y entre ellas hay una ley de la reforma de la administración pública, sin lugar a dudas, muy necesaria.
El presidente de los uruguayos, que ha sido un trabajador toda su vida, que sabe de sueños y de derrotas, que durmió por años en una cárcel , que conoce de la rutina y de los malos tratos, puede entender al trabajador, y ponerse de su parte. Pero, sin duda, hoy su rol es el de velar por el bien de todos y  las necesidades de los más pobres, están en su mira. Por lo que  que no se pueden desperdiciar los caudales, administrando mal las arcas de todos los uruguayos.
Por otra parte existe un público que exige ser bien atendido, y un Estado “madre protectora” que debe dejar de serlo para convertirse en administrador de los bienes de todos y con éxito.

El presidente Mujica en su audición Habla el Presidente en M24, hace un razonamiento basado  en la lectura del poema El nuevo de Mario  Benedetti, escrito hace 50 años, que él dice , y yo coincido, es muy actual. “Son casi un pintura de lo que somos”  indica Mujica, refiriéndose a los Poemas de Oficina, de Benedetti.


EL NUEVO
(Mario Benedetti)

Viene contento
el nuevo
la sonrisa juntándole los labios
el lápizfaber virgen y agresivo
el duro traje azul
de los domingos

Decente
un muchachito.
Cada vez que se sienta
piensa en las rodilleras
murmura sí señor
se olvida
de sí mismo.
Agacha la cabeza
escribe sin borrones
escribe escribe
hasta
las siete menos cinco.
Sólo entonces
suspira
y es un lindo suspiro
de modorra feliz
de cansancio tranquilo.

Claro
uno ya lo sabe
se agacha demasiado
dentro de veinte años
quizá
de veinticinco
no podrá enderezarse
ni será
el mismo
tendrá unos pantalones
mugrientos y cilíndricos
y un dolor en la espalda
siempre en su sitio.
No dirá
sí señor
dirá viejo podrido
rezará palabrotas
despacito
y dos veces al año
pensará
convencido
sin creer su nostalgia
ni culpar al destino
que todo
todo ha sido
demasiado
sencillo.



“Cómo poder medir que los expedientes se amontonan, que juntan firmas, y firmas y van y vienen como para construir la sensación inmensa de controles que en el fondo no son reales, sino que la mayoría de las veces tratan de encubrir que nadie es responsable. Cambiar esto es difícil, enormemente difícil.  Se ven las consecuencias, no se ve la larga compaginación y trituración humana que hay en este proceso, que fue una larguísima construcción histórica de décadas”, indicó el presidente.

“El estado no es de nadie, tampoco de nosotros, es como una pira bautismal- dice Mujica(…)No hay que multiplicar los funcionarios, hay que aprovechar los que tenemos….
Esto es un formidable cambio cultural – dice, refiriéndose al polémico proyecto-
Porque el funcionamiento del estado uruguayo,- continúa- se creo sobre décadas y décadas de clientelismo, donde el estado funcionaba como un elemento que servía para asegurar el compromiso de los correligionarios… hoy es una manera de pensar del pueblo uruguayo “conseguime esto…conseguime un lugar público”…
…yo no responsabilizo a los que están, -dijo el presidente- son hijos de un proceso, son nuestros compatriotas, cualquiera de nosotros en la misma situación , mas menos en términos generales hubiera sido lo mismo…

Por eso no encontré mejor forma de pintar esto que acudir a nuestro querido Mario, que se fue pero está vivo en esos fantásticos poemas de la oficina, que le pido a los oyentes que se hagan un rato y los vuelvan a leer despaciosamente  son casi un pintura de lo que somos
Pero también quiero señalar que reconociendo las dificultades aún dentro de las malezas, se que pueden venir la plantitas , si sabemos luchar con  ellas y por ellas."
"Los aspectos negativos no son derrotismos y al fin y al cavo vivimos para cambiar , cambiamos  para  vivir. " culmina diciendo el presidente. 

Yo, también recomiendo los Poemas de la oficina,  de Mario  Benedetti  que pintan al uruguayo medio, en su entorno de trabajo, la cotidianeidad, la rutina, los sueños y las desazones.

Pero, nosotros que tantas veces, criticamos a los empleados públicos, y nos quejamos de su actuación, ¿estamos listos para los cambios que seguramente implementará en la administración pública este gobierno con mayoría parlamentaria?

La respuesta la tiene cada uno.

Sandra Gutiérrez Alvez

Comentarios

  1. Acá en España, nuestro Zapatero sigue recortando de todos lados para tapar su parche. Ahora le ha tocado a los funcionarios a los que baja el sueldo un 5% con el consiguiente descontento general. Acá es tremenda la fama de la desidia de los funcionarios públicos a la hora de trabajar, imagina ahora con este recorte.
    Los cigarrillos serán eternos.

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  2. En todos los países del mundo existe esa "rara avis" llamada funcionario y en todos ellos, adelece del mismo mal: la seguridad. Si realmente ganasen lo que producen, una de dos: o se acababan las colas interminablemente vergonzosas o aumentaría la tasa de pobreza en la población y las arcas estatales estarían repletas de dinero.

    ¿Sabes? desde que murió Benedetti, llevo en el bolso un libro suyo de poemas.

    dos abrazos y un beso

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  3. Te han propuesto para nuestro concurso! suerte y saludos..las LoBocAs.

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  4. Es un cambio pero creo que tiene que venir tambien desde dentro, saber lo importante que es trabajo que se realiza y.... que alguien tiene que hacerlo.

    Pues bien cuando realmente sepamos valorarnos como a nuestro pais lograremos eso logros mejores para todos.

    No nos valoramos si nuestras raices viven siendo cuestionadas o mal enseñadas o sin enseñanza, fijate nomas lo que son los actosd e conmemoracion patria, en la escuela de mis nietas da verguenza, en cambio escuelas del interior dan realce al hecho, creando conciencia de individuo en su patria convirtiendonos en ciudadonos de un hermoso lugar que hay que cuidar y construir dia a día.

    Si las cosas no se aman, la abulia toma su lugar.

    Y eso de vivir a costillas del estado es algo que debe disluirse con eltiempo, el laburo es lo que dignifica, recuerdo una joven en la cola de un subsidio diciendo eso, queria laburo no estar mantenida, como lamente no poder ayudarla porque me parecio digna de tener como ejemplo.

    Un abrazote Sandra, fue un placer saber de ti.

    Cariños

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  5. Siempre un presidente puede ver lo que los más cercanos le muestran. Esas personas son consideradas por él como de "confianza". Esa confianza no necesariamente es con las demás personas de la organización. Es por esto que las organizaciones dependen más de las confianzas que del profesionalismo de ellas. Los proyectos no funcionan por que están mal hechos, sino que por problemas de ego.

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